Realismo modernista y objetivo en exposición del pintor Arnal | Modernist realism and objective in the exhibition of the painter Arnal

El Diario, La Paz, Domingo 29 de junio de 1975
(Texto original)

El Diario, La Paz, Sunday, June 29, 1975
(Translated text)

El pintor boliviano Enrique Arnal, presentó una serie de óleos sobre tela de su reciente producción pictórica, en la Galería de Arte de la Fundación Cultural EMUSA.

Arnal, nació en Catavi, Potosí, en 1932.  Realizó su primera muestra individual en abril de 1955, y en julio del mismo año, se hizo merecedor al Gran Premio Anual de Pintura Pedro Domingo Murillo, por su cuadro “Zampoñas y Charangos”, que se expone en la Pinacoteca de la Casa de la Cultura Franz Tamayo. Desde entonces, ha realizado uno de los más interesantes trabajos pictóricos en nuestro medio, por su originalidad. En 1958, obtuvo el Primer Premio en el mencionado concurso nacional, en Pintura. Su incursión y posterior consagración en nuestro medio, ha sido como “violenta” y novedosa.

Se debe recordar, que en los primeros trabajos de este artista, primaba un carácter de apego al cubismo, tratando después temas sociales y de referencia – un poco soslayada – al indigenismo, derivando en una pintura de fuerte contenido humano y telúrico (el hombre andino y su medio) que se advierte en esta muestra, y que ya se vislumbró anteriormente, en su exposición de 1971 – por ejemplo – a su regreso de Paris, en donde las figuras se caracterizaban, en su definición técnica, por una especie de “disolución” de las formas o contornos. En esta exposición, las figuras que representan a los aparapitas – conjunto de 7 cuadros – están mayormente precisados, y en algunos casos, sutilmente determinados, lo que hace, en primera instancia, que la pintura actual de Enrique Arnal, se catalogue – si vale el término – dentro de los moldes de la pintura moderna, realista, objetiva.

La pintura de Arnal se ha caracterizado siempre, por su corte liviano y moderado; bien calculado en su estructuración compositiva, y por veces harto fría, dentro de su típica austeridad cromática.  En esta exposición, la pintura o color que denotan los cuadros de Arnal, han cobrado tonos de mayor acentuación y brillantez, pero siempre con la sobriedad que define su pintura.  Es decir, existen en algunos cuadros, algunos valores que casi nunca los había tomado en cuenta, y esto será, quizás, en el intento de revitalizar su obra pictórica, acorde al tema ideológico y al carácter figurativista de la exposición. Lo cierto es que el espectador común, ha encontrado en ello, nuevas maneras de gustar del arte de Enrique Arnal, ya que encuentra entonces, que se borran ciertas “barreras” de tipo más “intelectuales” que plásticas, que impedían una mayor comunicación y receptividad.

Los temas de esta exposición son los Aparapitas, los cóndores y dos retratos del ilustre Franz Tamayo. El que mayormente impacta, es el relativo a los aparapitas, que se traduce en un intento del artista, por interpretar a este interesante personaje, cuya presencia visual no siempre es destacada, en el conjunto de motivaciones de la ciudad de La Paz.

Respecto a los dos retratos de Tamayo, ellos no se pueden apreciar si no es bajo la definición que el propio artista tiene del retrato: “el que sirve para descubrir la personalidad del retratado”, más que para “retratarlo” en sus rasgos físicos característicos. De ahí que los retratos del Gran Vate boliviano, ensayen penetrar – apoyados en el color – en la insondable personalidad de Franz Tamayo. Más que retratos o más que meras copias, ellos son, plásticamente hablando, demostraciones del sentido creador del artista, referentes al rostro humano.

Indudablemente que la pintura de este artista, se presta a un mayor estudio y análisis por la complejidad que ella encierra y por referencia a la coherencia existencial de él – determinado y concreto artista – con el tema y la forma que impera en su obra pictórica. Es decir, el tema es o puede ser general, pero la concepción, definición y solución de los problemas sensitivo – plásticos, inherentes a la obra de arte, en cada artista, son diferentes y tienen una razón, que puede o no ser lógica. Ello es ciertamente tema arduo y escabroso, del cual intentaremos ocuparnos en otra oportunidad, ya que las implicancias psico-sociológicas son interesantes y determinantes, como otro aporte más a la problemática cultural del país.

En resumen, una buena exposición, en la cual Arnal está ensayando temas y formas de carácter realista, que interesan al gran público, y en los que ciertamente, se reconocen e identifican. (M.V.)

The Bolivian painter Enrique Arnal, presented a series of oils on canvas from his recent pictorial production, at the Art Gallery of the EMUSA Cultural Foundation.

Arnal, was born in Catavi, Potosí, in 1932. He made his first individual exhibition in April 1955, and in July of the same year, he was awarded the Pedro Domingo Murillo Annual Grand Prize for Painting, for his painting “Zampoñas y Charangos”, that is exposed in the Pinacoteca of the House of Culture Franz Tamayo. Since then, he has made one of the most interesting pictorial works in our environment, due to its originality. In 1958, he obtained the First Prize in the mentioned national contest, in Painting. His foray and subsequent consecration in our environment, has been as "violent" and novel.

It should be remembered that in the early works of this artist, a character of attachment to cubism prevailed, then dealing with social issues and reference - a bit overlooked - to indigenousism, resulting in a painting with strong human and telluric content (Andean man and its medium) that is evident in this exhibition, and that was already glimpsed previously, in his 1971 exhibition - for example - on his return from Paris, where the figures were characterized, in their technical definition, by a kind of “ dissolution ”of the shapes or contours. In this exhibition, the figures that represent the aparapitas - a set of 7 paintings - are mostly precise, and in some cases, subtly determined, which makes, in the first instance, that Enrique Arnal's current painting is cataloged - if it is worth the term - within the molds of modern, realistic, objective painting.

Arnal's painting has always been characterized by its light and moderate cut; well calculated in its compositional structure, and sometimes very cold, within its typical chromatic austerity. In this exhibition, the paint or color denoted by Arnal's paintings have acquired tones of greater accentuation and brilliance, but always with the sobriety that defines his painting. In other words, there are some values ​​in some paintings that he had almost never taken into account, and this will perhaps be in the attempt to revitalize his pictorial work, according to the ideological theme and the figurative nature of the exhibition. The truth is that the common spectator has found in it new ways of liking Enrique Arnal's art, since he then finds that certain "barriers" of a more "intellectual" than plastic type are erased, which prevented greater communication and receptivity.

The subjects of this exhibition are the Aparapitas, the condors and two portraits of the illustrious Franz Tamayo. The one that has the most impact is the one related to aparapitas, which translates into an attempt by the artist to interpret this interesting character, whose visual presence is not always outstanding, in the set of motivations of the city of La Paz.

Regarding the two portraits of Tamayo, they cannot be appreciated if it is not under the artist's own definition of the portrait: "the one that serves to discover the personality of the portrayed person", rather than "portray him" in his characteristic physical features . Hence, the portraits of the Bolivian Gran Vate, try to penetrate - supported by color - the unfathomable personality of Franz Tamayo. More than portraits or more than mere copies, they are, plastically speaking, demonstrations of the artist's creative sense, referring to the human face.

Undoubtedly, this artist's painting lends itself to further study and analysis due to the complexity it contains and by reference to the existential coherence of him - determined and concrete artist - with the theme and form that prevails in his pictorial work. In other words, the theme is or may be general, but the conception, definition and solution of the sensory-plastic problems, inherent in the work of art, in each artist, are different and have a reason, which may or may not be logical. This is certainly an arduous and difficult subject, which we will try to deal with on another occasion, since the psycho-sociological implications are interesting and decisive, as yet another contribution to the country's cultural problems.

In short, a good exhibition, in which Arnal is rehearsing themes and forms of a realistic nature, which interest the general public, and in which they are certainly recognized and identified. (M.V.)